el mundo se divide

entre los que saludan al colectivero 
y los que creen que los susodichos son máquinas 

y
entre los colectiveros que devuelven el saludo
y los que creen que somos invisibles


(nota: nunca escribir un post en estado de alta somnoliencia, o sus lectores no entenderán un catzo.)

de la profundidad filosófica de las frases de madre


Hay frases célebres que se nos graban a fuego en la frente durante la infancia, y que juramos y perjuramos, cruzando los dedos sobre la boca, que jamás le repetiremos a nuestros futuros vástagos o sobrinos o cualquier menor imberbe al que debamos adoctrinar de algún modo.
Son esas mismas frases que, un día cualquiera, nos vemos pronunciando en voz alta, con la misma entonación y el mismo gesto que alguna vez aborrecimos, y gracias a las cuales alguien, malintencionado o estúpido, nos dirá "cada día te parecés más a tu mamá".

Lo que he descubierto recientemente es que esas frases esconden un cúmulo de información que va mucho más allá de lo que están destinadas a provocar en el niño y/o púber imberbe al que van dirigidas.

Por ejemplo:

Desarrollo de la conciencia social del niño.
"Hay chicos muriéndose de hambre y vos, no querés comer los brócolis."
A esta frase, a veces se le agrega un componente geográfico, a saber: "en África hay chicos que se mueren de hambre, etc."
Como vemos, esta frase, que se cree destinada a que el niño coma los brócolis, que le parecen apestosos, en realidad quiere infundir en él la solidaridad y hacerlo reflexionar sobre las inequidades reinantes en el sistema capitalista.

Ejemplificación del concepto de pregunta retórica.
"¿En qué idioma hablo?"
Con sus variantes del estilo de "¿yo hablo en –y aquí un idioma como por ejemplo el- ruso?"
En el momento de escucharla, el niño no sólo aprenderá el significado de pregunta retórica, sino además el de esquizofrenia.

Desarrollo de los conceptos de herencia genética, selección natural, evolución y generación espontánea. A saber:
"Vos no sé a quién salís"
Direccionada al otro progenitor como "¿viste lo que hizo TU hijo?"
Y en casos extremos: "vos no sos hijo mío."

Y por último, la inevitabilidad del destino.
"Ya vas a ver cuando tengas hijos."
Que en cristiano significa: por más que luches contra los dioses no podrás evitar repetir las mismas frases que en este momento escuchas, oh púber imberbe, y lo harás con la misma entonación y el mismo gesto.
Jódete, así es la vida.
Te pueden amenazar con pozos y manchas imborrables. Te pueden decir que vas a quedar hecho un escracho, un dálmata humano, un esperpento.
Inventarán slogans publicitarios para convencerte. Pero de nada servirá... en cuestiones epidérmicas hay dos placeres irrestibles e irrenunciables:

1- apretarse los granitos
2- arrancarse los pedazos de piel después de haberse arrebatado al sol.

a lo mejor resulta bien

Hoy me desperté cantando esta canción. Y eso que es lunes. Y diluvia (de nuevo). Y el horno no está para pastelitos...
A veces mi cerebro juega a que es optimista.
Vamos a seguirle la corriente... 

 

las cosas como son

Helado: tres sílabas que de sólo leerlas te dejan babeando como el perro de Pavlov.
Cada uno tendrá su preferido. Hay quienes no salen de combinación de clásicos, sin nueces ni piripiís. Otros son más arriesgados, y cuantas más proquerías tenga adentro el menjungue, mejor.
Y para este tipo de gente, las heladerías se ponen a inventar consas nuevas. Hay helado de chocotorta, ese celestito que se llama crema del cielo (aunque es infernal) e incluso hay helado de fernet.
Una verdadera porquería.
Ayer quería comer helado. Los gustos más o menos como siempre: todo lo que tenga dulce de leche natural y alguna fruta.
Pero en medio de mi pedido, me topé con el anuncio de un nuevo gusto. Un gusto desarrollado por Narda Lepes, la cocinera cool, esa que viaja por todos lados provocando mis ganas de matarla con un rayo fulminante de envidia.
El gusto era chocolate amargo, 88% de cacao, sin leche... y gourmet. La última palabrita debería haber levantado mis sospechas. Todos sabemos que gourmet es la abreviatura de "le pongo un nombre complicado a la milanesa y te la cobro una fortuna".
La cuestión es que pedí el chocolate. La cara de espanto de la chica que me atendía también debería haber levantado mis sospechas.
Cuando abrió la tapa de metal e introdujo la paleta servidora lo que salió de allí era digno de una palícula de terror: una pasta negra, espesa y opaca que no se despegaba de la cuchara.
Más tarde comprobaría que tampoco se despegaba del paladar. 
Hasta hoy sigo rememorando el sabor del bendito chocolate-amargo-88% cacao-gourmet.
Un sabor que ya muchos deben conocer, y sin haber probado el susodicho.
Porque resulta que el chocolate-amargo- 88% cacao-gourmet es Nesquick mezclado con agua y puesto a congelar. Ese experimento culinario que uno hace cuando tiene 4 años, y por el cual a nadie se le ocurriría invitarnos a pasear por el mundo, y mucho menos ponerle gourmet
Porque gourmet debería ser, por lo menos, rico.
Por lo tanto, eso no es gourmet señores heladeros. Eso es gourmerd.
Llamemos a las cosas por su nombre.
He dicho. 

de la definición de "pregunta" y su incomprensibilidad universal

Uno está en una clase, conferencia, seminario, o dígale como quiera. La cuestión fundamental es que en ese lugar hay un grupo de gente dividido: unos vendrían a ser los que saben, y los otros los que van a aprender. 
No importa cuánto de verdad haya en esta afirmación. Si uno está en una clase, conferencia, seminario o póngale workshop si le suena más fino, hay una regla tácita que dice "esos, con los cartelitos con el nombre son los que vienen a decir algo que estos de más acá no saben o conocen menos". 
Y llega un punto en este tipo de reuniones humanas en los que los señores de los cartelitos y el micrófono dicen una frase mágica. Una frase que tiene un solo significado y sin embargo nadie entiende. Y no importa en qué idioma sea dicha. Nadie la va a entender nunca.
Si no, ¿cómo se explica que cuando los que están ahí porque saben dicen "alguien tiene una pregunta", los otros (que se supone que saben menos), en vez de realizar la susodicha pregunta, opinan, disertan sobre su propia concepción del universo, le soban las medias al que tiene cartelito, saludan a los presentes o se limitan a decir cuán de acuerdo están con todo lo dicho?
Lo anterior es una pregunta. Ahora necesito alguien con cartelito.

cuando la conocí a Raquel

Mediodía en Buenos aires. Hace 40 grados a la sombra, y sobre mi escritorio se abultan dos pilas de papales: una con tareas por resolver y otra de recetas médicas. La relación que existiría entre el crecimiento de una y de otra es un tema que no viene al caso.
Juntando coraje, llamo a Merdicus. "La empresa de medicina prepaga que hace 25 años le viene robando a mano armada, para que usted pueda morir en cómodas cuotas." (Creo que eso dice el locutor que te atiende, no estoy muy segura.)
Luego, una locutora: "marque 1 para urgencias, 2 para turnos, 3 si quiere que le sigamos sacando plata."
Marco.
La locutora insiste con el multiple choice.
"Marque 1 para resonancia mononuclear, 2 para cardioecosonograma, 3 para anáilsis fecal..." Dos horas después dicen algo que suena parecido a ecografía. Marco.
Vuelve a contarme el locutor que Merdicus "tiene una amplia gama de sanatorios y centros asistenciales, que estarán siempre fuera de su plan cuando usted llegue muriéndose como un perro a sus puertas."
O algo así.
Un rato después atiende una señorita. 
R: Ecografías, buen día habla Raquel.
M: Buen día, quería pedir un turno para una ecografía tiroidea.
R: A ver, un minuto.
Raquel tapa el micófono y habla con su compñaera. (Por suerte me tocó la nueva que no sabe ni lo que es una ecografía)
¿Acá damos turnos para ecografía tiroidea?  Eso pregunta Raquel, que no sólo es nueva sino que desconoce la existencia de la tecla "mute" y nadie le enseñó a tapar bien un micrófono.
Vuelve Raquel: 
R: Sí, a ver... Esperame eh. 

Se escuchan ruidos de papeles y teclas. Raquel hace silencio y vuelve a tapar el micrófono.
¿Este turno es para hoy? (¡Qué suerte! A Raquel tampoco le enseñaron a leer.)

R: Sí, tenés un turno para hoy a las 16.15.
M: Bueno, dale. 
(Voy a tener que salir corriendo, pero si le llego a pedir otra opción temo morir de vieja detrás del teléfono).
R: ¿Me decís tu apellido así te anoto?
Digo mi apellido. Mi apellido es español. Las volcales y consonantes proporcionales. Comprensible hasta por un manatí. 
Sin embargo Raquel me bautiza Fernandez. 
M: No, Fernandez no.
R: Aaaay, ¿no me lo deletreás?
(Ay ¡dios mío! Menos mal que no me llamo Veilchenduft.)
Y en el medio del deletreo:
R: Mejor dame tu DNI.
Le doy el dni.
R: ¿Eso es tu DNI o tu documento de Mérdicus?
A esta altura no sé si Raquel es nueva, retardada o soy víctima de una cámara oculta para un programa veraniego. 

M: Me pediste el dni.
R: Aaaah no (como si la culpa fuese mía), dame tu documento de Mérdicus.
Se lo doy.
Raquel lee mi nombre, y me confirma el turno.
Con el tiempo justo, y dejando mi pila de pendientes mirándome acusadoramente, salgo corriendo.
Finalmente logro llegar al consultorio y me presento a la recepcionista, esperando que no sea Raquel.
No, no es Raquel. 
Raquel trabaja medio día, ya se fue.
De eso me enteraré después, cuando me comuniquen que mi apellido aparece en la planilla. Bien escrito y todo. 
El problema es que la planilla, es la del día siguiente.

el mundo se divide

entre los que usan paraguas los días de lluvia
y los que no 

y se subdivide 
entre los que usan paraguas debajo de los techos
y las personas consideradas

filosofía en chancletas

Ni una playa desierta, ni un atardecer en la montaña. Tampoco una ciudad iluminada y brillante, aún por descubrir. La primera imagen que se forma en mi mente si alguien dice la pabra "vacaciones" es gente amontonada.
Miríadas de seres humanos pegoteados, gesticulantes y gritones. Muchedumbres ingentes de personas que no hacen más que formar colas. Filas interminables de turistas ansiosos por entrar a algún lugar: no importa si es un teatro, un cine, un restaurante, un museo, o un carrito de la costanera.
Vacacionar y esperar deberían ser sinónimos. 
Esperar que deje de pasar gente y sacar la foto. Esperar que se haga un hueco y plantar campamento. Esperar a que el sol "esté bueno", esperar una hora después de comer para meterse al agua.
Esperar, en fin, hasta que llegue ese momento de placer, de frescura, de satisfacción.
Intentar prolongar el disfrute y dejar de estar a la espera... supongo que ese sería un buen consejo.
Aunque creo que hace una línea dejé de hablar de las vacaciones.

con un sapo en la barriga

Tenés suerte: no mucha gente se va de vacaciones y tiene la posibilidad de pagar un hotel como en el que estás vos.
Si, ya sé, no es cinco estrellas, pero tiene todas las comodidades: el revoque de las paredes se queda en su lugar, no hay rastros del huésped anterior (porque una persona se encargó de limpiar su mugre), y no tenés la necesidad de compartir tu habitación con otros 8 energúmenos, o con unos cuatos bichos de toda especie y color.
Si querés ver lo que es sufrir, andate a cualquier edificio de Villa Gesell y hacé el cálculo de densidad poblacional: en promedio encontrarás 5 seres humanos por metro cuadrado.
Entonces, decía, tenés suerte.Tu situación actual me hace pensar que no sos una persona que sufre grandes carencias. Quizás seas un poco esquizofrénico o paranoico, pero nada del otro mundo.
Tenés trabajo, tenés algo de plata para gastarla en ocio... en fin. Hambre no pasás. 
Entonces, querido vacacionista aficionado a molestar en todos los hoteles de este mundo y de las galaxias cercanas.
¿Me querés decir por qué desayunás 40 toneladas de comida cada mañana? 
¿Desde cuándo tu alimentación consiste en engullir una bandeja de huevos revuletos, aderezada con una sandía? ¡Si en tu casa desayunás un mate cocido y una medialuna!
¿Por qué razón suponés, oh querido angurriento, que los demás huéspedes debemos esperar parados como estatuas detrás tuyo mientras hacés Aconcaguas de comestibles, dejando como único testigo de tu asquerosidad las migajas de lo que allí hubiera?
No estás solo, pedazo de energúmeno.
Con eso que te serviste podríamos hacer una campaña para deterner el hambre en África.

Decime, pedazo de bestia, ¿hay necesidá?

 

identikit

Las revistas de chimentos o del corazón; en fin, esas que uno lee en las salas de espera o entre tijeras y secadores de cabello, suelen deleitar nuestra mente con dilemas morales realmente profundos. 
Su objetivo es utilizar la contradicción como fuente y motor del pensamiento. Si no, cuál sería la explicación para que en sus tapas aparezcan mujeres deseosas de exhibir sus partes pudendas en primerísimos primeros planos, mientras declaran a voz de cuello "soy una persona romántica y discreta", "para el amor soy muy conservadora", o la siempre clásica "lo hago por (y aquí el nombre de algún pobre vástago que deberá soportar la malicia de sus congéneres cuando llegue al colegio). Estamos acostumbrados a estas paradojas. 
Pero utilizar la foto de una modelo en bikini para tratar la muerte de su novio... ¿no será mucho?
¿O es que ningún lector podría reconocer a  Liz Solari si no es en tarlipes?





(En otro orden de cosas, la foto de Grace Alfano y el chocolatero es una afrenta semejante al buen gusto, que deberíamos hacerle juicio a la editorial por daños y perjucios.)